India, Kenia, Patagonia…generalmente cuando pensamos en hacer un viaje buscamos lugares exóticos a miles de kilómetros donde poder conocer otro tipo de culturas sin detenernos por un instante a pensar que, algo más cerca, en Europa Central y del Este, contamos con lugares repletos de encanto, historia y tradición. Uno de ellos es la histórica Cracovia, una de las ciudades más interesantes de Polonia. Un gigante de arte y arquitectura, cuyo casco antiguo ha sido declarado Patrimonio Histórico por la UNESCO, que se entremezcla con modernidad y avance social. Un lugar, entre relieves rocosos, repleto de recuerdos donde los reyes recibían los máximos honores para luego, a su muerte, ser venerados y enterrados en la conocida Catedral de Wawel, entre obras de arte.
Pasear por sus calles es adentrarse en una época medieval con un sinfín de monumentos y construcciones que ver: la plaza Rynek Glowny, repleta de músicos y artistas, la Lonja de las Pañerías, donde los mercaderes hacían sus negocios, su mercado medieval o su reconocido restaurante Wierzynek, fundado en 1364, donde se prepararon majestuosos banquetes reales para medio continente. Lugares en la joya del este por los que pasear tranquilamente e impregnarse de la historia de una ciudad con más de 750.000 habitante y más de 300 kilómetros cuadrados de extensión. Una localidad a la que durante varios siglos rodeó una impresionante muralla que comenzó a construirse a finales del siglo XII y que llegó a contar con 39 torres de defensa.
Pronto entenderás por qué es diferente. La primera vez que saborees uno de sus tradicionales dulces elaborados con productos locales te darás cuenta de que es una ciudad muy barata, así que perderás rápidamente el miedo a probar todo lo que desees sin necesidad de que tus bolsillos acaben maltrechos. Puedes disfrutarlo, por ejemplo, mientras paseas por el parque Planty, cuyo singular diseño en forma de anillo rodea el casco antiguo. Junto al mercado encontrarás también la Basílica de Santa María, construida en el siglo XIV o la Torre del antiguo Ayuntamiento, con más de 70 metros de altura.
Pero Cracovia también es cultura y universidad. No hay nadie que no quiera visitar la famosa fábrica de Oskar Schindler en Podgórze, quien salvó a más de 1200 personas de caer en las manos nazis durante la época de Hitler y que aparece en la oscarizada Lista de Schindler de Spielberg y que ahora se ha convertido en un museo. Su ciudad universitaria es de las más reconocidas al Este de Europa. Al fin y al cabo allí estudió Copérnico. Las minas subterráneas de sal en Wieliczka o Kazimierz, su barrio judío, también son paradas obligatorias durante tu estancia allí.
Cracovia aún no se ha integrado en la Moneda Única, por lo que es necesario cambiar euros a zloty, su moneda oficial. Al ser una ciudad muy pequeña puedes moverte por ella sin demasiadas complicaciones aunque lo ideal es utilizar el tranvía. Si te atreves, alquila una bicicleta y así contarás con más libertad para visitar a tu ritmo los monumentos más interesantes. A la hora de comer deberás saborear sus platos tradicionales: el bigos, con col, diferentes tipos de carne y embutidos, o los pierogi, enormes raviolis rellenos, son de los más demandados y, como ya te comentamos anteriormente, a precios muy baratos. Al caer la noche encontrarás una amplia oferta de alojamiento en el casco antiguo con todas las comodidades y tarifas. Además está rodeado de una gran oferta de restauración y su acceso al centro neurálgico está a tan solo unos minutos a pie.
(Redacción PolskaViva, 01/09/2014, Varsovia)
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